Donde, como y para qué
¿Dónde?
La propuesta pedagógica de la coeducación es susceptible de ser aplicada a varios ámbitos de la formación y la socialización a través de actuaciones. Estas actuaciones, deben de tener un carácter educativo y deben estar destinadas a la sensibilización, a la extensión de los valores de igualdad en la ciudadanía en general y a la aceptación de la diversidad.
Podemos determinar por tanto, que tres son los ámbitos principales para trabajar esta Coeducación: La Escuela o Centro Educativo, la Familia y la Sociedad (a través de diferentes Instituciones y Entidades).
Pero antes de ver cómo vamos a llevar a cabo esta Coeducación en estos ámbitos, debemos tener en cuenta la siguiente cuestión:
¿Cuáles son los elementos transmisores de la discriminación o los estereotipos sexistas?
En la ESCUELA o EL CENTRO EDUCATIVO, podemos destacar una serie de elementos, que a día de hoy todavía están vigentes y muchas veces se transmiten en nuestras aulas de manera consciente o inconsciente ya sea a través del currículum ordinario o del currículum oculto y que perjudican de manera considerable el poder llevar a cabo esta Coeducación.
- El androcentrismo de la ciencia. Mínima referencia de las aportaciones de las mujeres a la ciencia.
- El androcentrismo del lenguaje. Otro caso más de exclusión, la utilización de lo masculino por encima de lo femenino.
- Las lecturas infantiles y los libros de texto: Se refleja perfectamente cierta tendencia sexista.
- La interacción escolar. Las niñas a través del currículum oculto tienen un papel secundario.
- El propio profesorado: Mediante las expectativas, la valoración, el lenguaje que utiliza, las actitudes…
En la FAMILIA, la pervivencia de los sesgos y estereotipos sexistas en la vida cotidiana sigue siendo un hecho.
Podemos decir que aun en nuestros días, muchas familias, inconscientemente mantienen una educación diferencial mediatizada por el género, que se hace presente por la forma en la que nos dirigimos a nuestros hijos, por los modelos reales que ofrecemos, las responsabilidades, derechos y exigencias que asignamos a cada sexo, el uso del tiempo de ocio, el reparto de las tareas domesticas etc. Y por tanto la coeducación como tal no existe en ellas totalmente.
En la SOCIEDAD, se fomenta modelos estereotipados de comportamiento e interacción social, estereotipos que se transmiten de forma implacable a través de los medios de comunicación, de la cultura popular, de los recursos culturales (cine, teatro, pintura,…) y, cómo no, de la religión. La transgresión de esas directrices socialmente establecidas supone la discriminación, la marginación, e incluso dependiendo de los momentos históricos, la sanción.
De esta forma los comportamientos y roles asociados a la identidad sexual se hallan en íntima interacción autorreforzándose entre sí y con respecto a las normas y los estereotipos socialmente establecidos (Con las niñas se relaciona el color rosa; las muñecas y cocinitas; juegos tipo casitas; coordinación y fragilidad; Con los niños se relaciona el color azul: los coches y balones; juegos de tipo deportivo; agresividad y fuerza).
Los roles de género diferenciados estipulan la división sexual del trabajo. Tradicionalmente, esta división ha reservado para los hombres el ámbito de lo público en tanto que la esfera privada se asignaba al colectivo femenino (crianza de los hijos, cuidado de enfermos,…). Aunque en la actualidad se ha avanzado mucho en este aspecto.
¿Cómo?
LA ESCUELA o EL CENTRO EDUCATIVO, tiene un papel relevante de cara a la igualdad de oportunidades, de ella depende la formación de personas no discriminadoras ejercitando un proceso de enseñanza-aprendizaje que respete y acepte las diferencias individuales, además de la consecuente transformación social.
Los centros educativos, deben de seguir una serie de pautas de intervención concretas ciñéndose siempre a lo establecido por la normativa general. Los objetivos y las medidas propuestas en estas leyes permiten intuir el grado de compromiso con el cambio social, con la igualdad de oportunidades y con la coeducación de las políticas educativas en cada momento. Actualmente, la Ley Orgánica de Educación, aprobada en mayo de 2006 (LOE).En ella aparecen numerosas referencias y menciones a la igualdad entre hombres y mujeres.
En este sentido, la asignatura de Educación para la Ciudadanía supone un hito importante en la implantación del modelo coeducativo, Su planteamiento reconoce el papel socializador de la escuela, partiendo de este modelo.
El progreso hacía un modelo de escuela igualitaria no sólo es responsabilidad de la legislación educativa, sino que en la última década se han promulgado una serie de normas que regulan ámbitos colaterales al educativo, que ponen en marcha medidas que facilitan este avance: La Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre) y La Ley para la Igualdad efectiva de hombres y mujeres (Ley 3/2007, de 22 de marzo). Además son varias las CCAA que han promulgado leyes específicas de Igualdad de Oportunidades, Contra la violencia de género, que fomentan modelos escolares y contemplan medidas de prevención para promover la igualdad entre hombres y mujeres…
En el centro educativo se puede trabajar la coeducación, a través de: Talleres Educativos el “Juguete no Sexista”; Proyectos como “La Coeducación a través de los cuentos”; En UD (Jugamos todas/os con el paracaídas, en EF)…
Por último debemos tener muy presente que el profesorado es una pieza básica para la corrección de estos estereotipos.
LA FAMILIA, es parte activa e impulsora de los postulados de la coeducación. Su participación, de forma coordinada con el centro, en el proceso educativo de los niños y las niñas ha de velar por la coherencia y reforzamiento mutuo de los valores y ejemplos desarrollados en ambos espacios de socialización, la escuela y el hogar.
Es y será siempre la principal responsable de la educación, ya que en ella se transmiten normas, valores y cultura.
¿Qué podemos hacer desde la familia para educar en la igualdad a nuestros niños y niñas? Al hablar de coeducación en la familia podríamos tratar muchos puntos, pero destacaremos tres por su importancia:
- Las tareas domésticas: debemos tener presente que todos/as, independientemente de nuestro sexo, somos capaces de realizar esta labor, que es responsabilidad tanto de hombres como de mujeres. En consecuencia, una forma de coeducar es compartir en casa estas responsabilidades y enseñar a nuestros hijos e hijas a compartirlas. Así, un niño es capaz de hacer su cama igual que una niña es capaz de arreglar su bicicleta, siempre que los enseñemos.
- Los juegos y juguetes: Hay una serie de patrones, que se ven reforzados por características de los propios juegos y juguetes: los juguetes masculinos potencia los juegos más ruidosos y activos, mientras que los femeninos favorecen los juegos pasivos y tranquilos. En consecuencia, debemos dejar que nuestros niños y niñas elijan libremente los juegos y juguetes con los que desean jugar, así como sus compañeros/as de juegos. Por tanto, a la hora de elegir un juguete debemos controlar aspectos como: que no sean bélicos, que no sean tóxicos, que sean educativos,…, pero nunca seleccionarlos o discriminarlos por razón de sexo. Asimismo, tanto las madres como los padres deben jugar con sus hijas e hijos a todo tipo de juegos.
- El lenguaje: para evitar el sexismo en el lenguaje, debemos utilizar con niñas y niños el mismo vocabulario, las mismas expresiones,… De igual forma, debemos realizar los mismos gestos y movimientos con ellas que con ellos, así como mantener una cercanía que vendrá determinada por cada persona (timidez, confianza,…), pero nunca por su sexo.
LA SOCIEDAD, la escuela es un reflejo de la sociedad en que vivimos y entre ambas se establece una relación bilateral de causalidad. La sociedad actual se encuentra en constante cambio y con ella la familia. Por tanto, la escuela debe renovarse y dar respuesta a las necesidades planteadas desde un plano de libertad, igualdad y respeto entre hombres y mujeres, desde una perspectiva coeducativa.
Por lo que, nos encontramos en cualquier sociedad, una serie de Instituciones y/o Entidades, tanto a nivel estatal, como a nivel autonómico, de carácter público y privado que velan por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y por la participación de la mujer en la vida política, económica, cultural y social.
Entre ellas podemos destacar: Organismos de Igualdad de las CCAA (Instituto de la mujer); Organizaciones sin ánimo de lucro (ONGs) (Ayuda en Acción, Entreculturas); Centros Educativos (Proyecto de coeducación del Colegio Severo Ochoa en San Javier (Murcia))… Todas ellas han apostado por poner en práctica proyectos para la difusión, extensión e implantación de modelos coeducativos.
Además, los medios de comunicación y difusión, especialmente la televisión, son agentes educadores activos que pueden servir para vehicular campañas de sensibilización a la sociedad con mensajes sobre igualdad (reparto de responsabilidades domésticas, conciliación de vida laboral y profesional, lucha contra la violencia de género, en contra de estereotipos sexistas, etc.) impulsados por estas instituciones en el marco de las políticas de igualdad de oportunidades.
¿Para qué?
Tenemos una importante labor que desarrollar desde la escuela, la familia y la sociedad en general, interviniendo para que el mundo sea más vivible y civilizado, más apropiado para desplegar las posibilidades de las mujeres y de los hombres que lo habitamos, aprendiendo a respetar las diferencias, convirtiéndonos nosotras/os en un claro ejemplo para nuestros niñas/os y jóvenes. Pues, la labor coeducadora es una función de hombres y mujeres y afecta por igual a ambos sexos.
Por tanto, debemos lograr la implicación de toda la comunidad educativa: alumnado, familias, profesorado, personal no docente y todos aquellos colectivos que contribuyan a crear una escuela de calidad, trabajando de forma coordinada, cohesionada y constructiva.
Por lo que, poder llevar a cabo este trabajo coeducativo es:
-Para Enseñar a convivir en el respeto, la libertad, la valoración positiva de sí mismos y de los demás; para Prevenir problemas de violencia de género tanto físicos (pegar) como psicológicos (insultos); para Ayudar a crear una sociedad mejor, donde ellas y ellos puedan crecer y desarrollarse como personas; para Valorar y Equilibrar la participación de hombres y mujeres, en la esfera pública y privada; para Coeducar para y por la paz, estimulando personas que conozcan la existencia de las diferencias entre los distintos grupos en conflictos internos, que sean capaces de encontrar respuestas no violentas y enriquecerlas; para Aprender que, entre los dos sexos, es posible y necesaria una relación de autonomía y de intercambio, no de derivación o de subordinación; para Promover una actitud crítica de ellos y ellas, respecto a la abolición de dichos estereotipos; para Defender y Revalorizar la vida y las experiencias de las mujeres, hasta ahora desprestigiado.
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